Desde el principio de los tiempos, las tormentas han sido una fuente de preocupaciones para los marineros. Son todo un espectáculo que puede provocar en muy poco tiempo daños importantes o incluso un naufragio. Por tanto, es fundamental comprender cómo se crean y desarrollan, conocer los peligros a los que nos pueden exponer, analizar las probabilidades de que se produzcan y hacerlo a tiempo de poder evitarlas.

En general, las tormentas son un fenómeno climático dinámico causado por una perturbación atmosférica. Se forman cuando se desarrolla un centro de baja presión (a pequeña o gran escala) rodeado de una alta presión. Las tormentas suelen manifestarse como una alteración significativa de las condiciones normales que provoca todo tipo de penurias a los barcos tanto si están en mar abierto como en el muelle. Normalmente, van acompañadas de viento (un viento hasta tres veces más fuerte que el habitual), lluvia y visibilidad limitada, granizo que puede ocasionar daños potenciales a la tripulación o el barco, un gran e irregular oleaje, y rayos que suponen una amenaza para los que están a bordo, además de poder hacer desencadenar cambios repentinos y considerables en el nivel del mar.

Mapa sinóptico
Mapa sinóptico elaborado por la Oficina Meteorológica Británica: amplio sistema de baja presión cuyo centro en el sudeste de Islandia se extiende por gran parte del norte del Atlántico. La línea en que los frentes cálido y frío se encuentran en la superficie se sitúa por encima del extremo sur de Noruega. Esto produce un frente frío que, a causa de un cambio importante de presión, puede impulsar dicho frente frío sobre el mar del norte. Ten en cuenta que la presión cae en Escocia, sobre el Atlántico al oeste y sobre las islas británicas al suroeste.

Tipos de tormentas

Según su proceso de formación, dividimos las tormentas en frontales y no frontales. El desarrollo de las tormentas frontales se asocia a una baja presión y a sistemas frontales. La presión barométrica cae a medida que se acerca el frente cálido. Se anuncia con mucha antelación, creando nubes altas que bajan de forma gradual. A medida que el frente avanza, aumentan las precipitaciones.

Sin embargo, no son tormentas eléctricas. Después del frente cálido, lo normal es que se aclare el día y suban las temperaturas bastante rápido. Este tipo de cambios hacen que la gente que no tiene conocimientos meteorológicos piense que el mal tiempo ya ha pasado. Pero antes o después, la masa de aire frío reemplaza la masa de aire caliente. Conforme avanza el frente frío sin que haya habido grandes nubes, las llamadas nubes cumulonimbus producen tormentas eléctricas que suelen formarse en el límite del frente. Por tanto, el clima soleado puede convertirse en una tormenta eléctrica más o menos intensa en un abrir y cerrar de ojos. A esta tormenta le siguen más precipitaciones (no del tipo temporal). Al mismo tiempo, empieza a refrescar súbitamente.

Mapa sinóptico del frente ocluido
En la imagen superior se muestra un mapa sinóptico del Servicio Meteorológico Alemán, que recoge las mismas condiciones atmosféricas que el mapa anterior. La posición de la superficie del frente cálido se señala con una línea roja y la del frente frío con una línea azul, mientras que la línea rosa indica un frente ocluido. La “T” (“L” en el mapa climático británico) representa un sistema de baja presión, y la “H” hace referencia a la ubicación de un sistema de alta presión. En comparación con el primer mapa, el planteamiento visual es evidentemente diferente, pero las características básicas son las mismas.

Las tormentas frontales suelen durar bastante, por lo que son fáciles de predecir. Las probabilidades de que se produzcan resultan obvias con un mapa sinóptico. Además, las nubes asociadas a tormentas frontales y a su movimiento se pueden observar en las imágenes de los satélites meteorológicos.

Hay tormentas de clases y orígenes distintos que se consideran tormentas no frontales. Por ejemplo, un tipo común es la clásica tormenta veraniega local. Se forma a medida que la superficie (ya sea tierra o mar) se calienta significativamente, lo que provoca un calentamiento de la masa de aire húmedo. A medida que el aire caliente sube gradualmente hasta las capas más altas y frías de la atmósfera, se condensa para formar nubes de tormenta. Estas tormentas suelen afectar zonas pequeñas. No obstante, son difíciles de predecir y los parámetros geomorfológicos locales son esenciales para su formación. Por eso merece la pena seguir las previsiones climáticas de la región y leer buenas guías de navegación que contengan información sobre las áreas comúnmente afectadas por tormentas locales y sobre sus condiciones (temporada, condiciones climáticas, etc.).

Imagen satelital creada en el espectro infrarrojo.
En la imagen superior se puede observar un satélite creado en un espectro de infrarrojos. Muestra nubes captadas por varios mapas sinópticos a la vez.

Cambios en la presión del aire

Las tormentas no frontales también se forman en zonas con una caída de la presión del aire, lugares de inestabilidad lineal continua del campo de presión. En un mapa sinóptico, las caídas de presión se señalan con líneas más largas o más cortas (unas 10 mn de anchura y decenas o centenares de mn de longitud). En el mapa meteorológico se puede hacer un seguimiento de este tipo de áreas y es posible prepararse para su llegada con tiempo. Sin embargo, la extensión y el movimiento de la zona en que se producen son más importantes que el lugar exacto donde tendrán lugar las caídas de presión señaladas en el mapa, que pueden cambiar de forma repentina.

En las regiones de latitud media (30º - 60º de latitud) a veces se forman otras tormentas no frontales en el lado este de los sistemas de alta presión. Allí colisionan masas de aire de una temperatura y humedad muy distinta. Este tipo de torme

Para los que naveguen en un yate, solo hay dos estrategias posibles para superar una tormenta de forma segura: o bien permanecer en puerto a buen resguardo lo que dure la tormenta o, por el contrario, quedarse en mar abierto a suficiente distancia de la costa y de aguas poco profundas. ¡Nunca vuelvas a puerto durante una tormenta!

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